Era un colectivo convertido en escenario. Fue inaugurado en 1994. Representó la idea de llevar cultura a territorios carecientes de arte. Después de años de abandono, piden darle de baja. ¿Otro símbolo que se desmonta?
Durante años fue un símbolo del Estado municipal que se preocupaba por llevar actividades musicales y artísticas a los barrios de Mar del Plata. Era un escenario ambulante: un viejo colectivo de pasajeros reconvertido en espacio para montar espectáculos: uno de sus lados se abría y allí se ubicaban los músicos o actores o titiriteros, con equipo de sonido incluído. “La Barraca”, tal su nombre, fue conocida por varias generaciones de marplatenses por cumplir, justamente, esa función social enorme, la de llevar cultura donde, habitualmente, no llegan las propuestas artísticas.
Desde hace unos días, la comisión de Legislación del Concejo Deliberante tiene en su poder un expediente en el que se solicita a los ediles dar de baja al colectivo, dadas las malas condiciones en las que se encontraría el vehículo que, desde hace años y desde hace varias gestiones, “duerme” en el predio del Enosur. “Expediente 1540 D: Dando de baja del patrimonio municipal por deterioro el vehículo utilizado como escenario ambulante conocido como La Barraca”, indica el pedido.
Mañana, los concejales que integran esa comisión tratarán el asunto. Héctor Rosso, edil que preside ese grupo de trabajo, indicó a LA CAPITAL que acaso, sea “legalmente pertinente” el pedido de dar de baja al colectivo. Es posible que no pueda circular por las calles con sus papeles en regla, admitió el concejal.
No obstante, otro asunto sobrevuela: ¿la comuna desmontará definitivamente ese escenario o trasladará la misión de La Barraca a otro colectivo, más nuevo y con su mecánica y chasis menos deteriorados?
En el marco de un gobierno municipal que da espaldas a la cultura en todas sus dimensiones, no es de esperar que la ciudad vea caer también otra de sus buenas ideas.
“La Barraca” fue inaugurada como tal en 1994, durante la gestión en Cultura de Jorge Lauretti, un recordado maestro y director de teatro que, siempre avanzado a su tiempo, le imprimió a su labor un tono popular, en consonancia con la idea rectora de avanzar con el arte hacia el territorio de la Mar del Plata del interior, esa cuyos habitantes no tenían chances de llegar al centro ni a los grandes escenarios. ¿Será que se trata de una idea muy remota en estos tiempos nuevos? ¿O será que, lastimosamente, ya no hay ideas?